Ante tanta insistencia, lo mismo. ¿Por qué el narco? ¿Por qué el corrido? Porque sí. Porque es lo de hoy.
Está en todas partes. Forma parte de una cultura de la transgresión, o de la
sumisión, si se quiere. ¿La política en medio de todo? Pues sí, cómo evitarlo,
si la política en una sopa que se come fría.
Quienes piensan que esto es subliteratura están equivocados. Lean Trabajos del reino de Yuri Herrera.
Tómense una cerveza en Badiraguato, convivían con sicarios que tienen como padre putativo a Mario Almada, escriban su nombre
con rayas de coca y aspiren hasta que una tersa lágrima acuda al llamado de la
adicción, escuchen corridos dedicados al Chapo o al Mayo Zambada, manejen una
trocka del año, disparen una AK-47, torturen, decapiten, violen, roben,
secuestren, intriguen, métanle un balazo a alguien porque les dio la gana
hacerlo, no estudien: para qué, si se gana más dinero vendiendo grapas de coca
o chiva a menores de edad o a gringos que dejan su feudo capitalista para tomar
un poco de sol mexicano. Y, como dijo
alguna vez Manuel Acuña, en medio de todo esto la madre como un dios. La madre
del narco, su innegable fetichismo freudiano, su etapa fálica. Su afición a los santos, a
Malverde sobre todo, pero en medio de esta mierda aparecen san Martín de Porres
y san Pascualito Rey y el Santo Niño de Atocha y la Virgen de Guadalupe, y viva
Cristo Resucitado y vivan los curas que trafican kilos de droga debajo de sus
raídas sotanas, en medio de la verga y el calzón. Es creación en estado puro.
No hay mayor desilusión que la incapacidad de compartir con otra persona un conocimiento que consideramos esencial.
Richard Ford
Richard Ford
jueves, 30 de mayo de 2013
miércoles, 29 de mayo de 2013
PROSTITUTA DEJA EL HÁBITO
Suave sombra-termómetro
Piel-pellejo
tentación sagrada
que cual crisálida
abandonas tú tu centro
hincada sobre el hilo de Macuto
trepas al árbol infame glóbulo blanco
lascivo leucocito que
observa con el rabillo del ojo
el despertar del hálito
a tintas avanzas sobre
la calle preñada de deseos
lip-stick orgánico
bolsa de mano que no esconde
secretos
pasos que anuncian sangre
entre las piernas
señal de luto musical
es el monocorde trepidar
de los bañistas quietos:
hábito dejado a la intemperie.
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