No hay mayor desilusión que la incapacidad de compartir con otra persona un conocimiento que consideramos esencial.



Richard Ford



viernes, 9 de julio de 2010

Josef Mengele


JOSEF MENGELE
De todas las historias del Holocausto nazi, la de Josef Mengele es, quizá, la más escalofriante de todas, algo que ni el propio Freud tendría clasificado en su larga lista de transtornos patológicos. Mengele, hijo de un médico prusiano de renombre que seguiría la carrera del padre, se enlista (obligado, hay que decirlo: no aceptaban un "no" como respuesta) a las filas del partido nacionalsocialista hacia 1929. En 1939 para a formar parte del cuerpo médico de Auschwitz, y en pocos meses, con tenacidad y perspicacia, consigue ser en médico en jefe, algo no sencillo si atendemos a que los jefes nazis ponían por anticipado la lealtad a las cualidades intelectuales, algo que Mengele tenía y por mucho. Durante los cinco años de su "reinado" del terror en Auschwitz, Mengele practicó infinidad de experimentos con hombres, mujeres y niños de manera indiscriminada, practicando cruces genéticos, amputaciones sin anestesia, castraciones masivas de niños (especialmente niños gitanos húngaros), extirpaciones de miembros sin que éstos estuvieran dañados entre otras calamidades. Se cree que en cinco años más de 50,000 niños murieron de manos del doctor muerte, como se le llamó a este engendro del mal. Cada noche, después de magullar, castrar, sacrificar, amputar a decenas de personas, el doctor Mengele regresaba a su casa, acariciaba y besaba a sus hijos y a su mujer (quien estaba enterada de los experimentos de su marido), y, antes de dormirse, escuchaba las sinfonías de Brüchner hasta dormir y soñar -supongo- con los ojos de sus pacientes a la hora que les arrancaba de tajo un muela con una pinza mecánica. El mal, el mal absoluto, que creó Hitler y su aparato ideológico está en estas pequeñas historias, de las cuales el Holocausto se nutre. Sin ellas sería incomprensible buena parte del siglo XX.
Saludos: Andrés López

1 comentario:

  1. desaria que no vuelva a desarrollarse este tipo de mentalidad, pero no es asi, por otro lado,el holocausto no se reduce a seis millones de judios, murieron mas de cien millones de personas. el negocio de la guerra parece ser muy rentable

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