DIÁLOGO DE 1994
La noticia se propagó por toda la escuela como una bomba. Muerto. ¿Quién? Quién ha de ser: el mismo. ¿Por qué? Eso sí no lo sé, no me han dado más detalles. ¿Cuándo? En la madrugada de ayer, dicen que andaba bien pasado, llevaba cuatro días encerrado metiéndose mierda y media. ¿Y los otros? ¿Quiénes? Sus amigos, el dientón y el que tiene apellido ruso. No es ruso es polaco. Da lo mismo: todos hablan ruso. Ese no, ese es más gringo que Mickey Mouse. Andaban en mira de México, pero aquí no hay público para esos adelantos, estamos muy jodidos. Pues con su muerte dudo que se haga. Conozco a una chava de natación que fue a un concierto que dieron en California el año pasado. Órale. Sí, su papá le pagó el viaje. Avión, hotel y toda la cosa. Ha de ser chido tener papás que te cumplan esos lujitos. ¿Y quién es la chava? Recuerdo, recuerdo, a ver, pues no recuerdo, la verdad es que hablé poco con ella, casi nada. Pero eso sí: estaba buenísima. ¿Estaba? Posiblemente, hace dos meses que no llega al gimnasio, a lo mejor se murió, me da igual. Boy: don’t be cruel. Why? ¿No recuerdas cuando Marintia fue atropellada por el microbús? Sí, pobre. Una belleza virginal ahora disfrutada por los malditos gusanos. Ja. Es la verdad, man. Cuando menos un humano la hubiera merendado. Segovia anduvo con ella y poco antes del accidente pregonaba a los cuatro vientos que se la había cogido después de una fiesta, cosa que yo creo imposible. ¿Por qué? Porque Segovia, a pesar de la facha de machín, en el fondo es un putazo de primera. Ja. Lo pregonó por toda la escuela, hasta que llegó a oídos de Joaquín y al pobre Segovia le dieron al madriza de su vida. Sí, pinche Segovia; le tuvieron que cambiar todos los dientes frontales, quedó como caballo. No lo pudo soportar ¿verdad? Oye, la chava esta, la del concierto ¿era buena onda? Ya te dije que casi no la conocí, sólo crucé con ella algunas palabras y nada más. Entre esas palabras fue lo del concierto de Nirvana en Los Angeles. Ya. Siempre seria, siempre con la cara pálida, aunque para mí eso la hacía más bonita. Unos dientes blanquísimos y las manos, hermano, las manos eran otra cosa. No sé por qué hasta ahora me estoy percatando de esos detalles. Debe ser porque no estamos acostumbrados a ver tanta belleza cerca, que pasa desapercibida por cierto tiempo, sólo lo necesario para darnos cuenta que lo que está frente a nosotros pertenece a otro tipo de realidad, algo incomprensible para nuestros ojos. Híjole, hoy estás imparable, hasta pareces Saúl Hernández. Bájale, ni que fuera Helena. ¿La de segundo? No, pendejo, la de Troya. Ya. Lástima que ya no venga, me gustaría platicar con ella. Tú lo que quieres es cogértela. Eso vendría después. ¿El balazo le salió por el occipucio? Yes, por ahí mero, you know. Malísima onda, una verdadera desgracia. Todos sabíamos que tarde o temprano sucedería. Primero en Milán, luego en Seattle. Tanta heroína, tanto sentirse Supermán. Y no aguantó. Courtney, que me late que no hacía otra cosa que sacarle lana, no pudo predecirlo. Hay dos hipótesis: la primera tiene que ver con el suicidio que ya comentamos. La segunda involucra a un díler de toda la confianza de Kurt. Según esta hipótesis, Kurt llamó a su vendedor de heroína tras una crisis de ansiedad. El díler fue a su mansión de Washington Lake, allá en Seattle, y le llevó una buena dosis de heroína. Kurt consumió una fuerte dosis. Después todo se salió de control –era común que Kurt, en esos días, casi enloqueciera después de consumir una cantidad respetable y, para los demás mortales, fulminante de heroína- y el díler tuvo que dispararle, haciendo pasar todo como un suicidio. Pues yo me inclino más por la primera hipótesis. Quizá. Hay atisbos en algunas letras de canciones. Según Novacelic, en sus paranoias persecutorias Kurt vociferaba que pronto se pegaría un tiro. Y así fue.
La noticia se propagó por toda la escuela como una bomba. Muerto. ¿Quién? Quién ha de ser: el mismo. ¿Por qué? Eso sí no lo sé, no me han dado más detalles. ¿Cuándo? En la madrugada de ayer, dicen que andaba bien pasado, llevaba cuatro días encerrado metiéndose mierda y media. ¿Y los otros? ¿Quiénes? Sus amigos, el dientón y el que tiene apellido ruso. No es ruso es polaco. Da lo mismo: todos hablan ruso. Ese no, ese es más gringo que Mickey Mouse. Andaban en mira de México, pero aquí no hay público para esos adelantos, estamos muy jodidos. Pues con su muerte dudo que se haga. Conozco a una chava de natación que fue a un concierto que dieron en California el año pasado. Órale. Sí, su papá le pagó el viaje. Avión, hotel y toda la cosa. Ha de ser chido tener papás que te cumplan esos lujitos. ¿Y quién es la chava? Recuerdo, recuerdo, a ver, pues no recuerdo, la verdad es que hablé poco con ella, casi nada. Pero eso sí: estaba buenísima. ¿Estaba? Posiblemente, hace dos meses que no llega al gimnasio, a lo mejor se murió, me da igual. Boy: don’t be cruel. Why? ¿No recuerdas cuando Marintia fue atropellada por el microbús? Sí, pobre. Una belleza virginal ahora disfrutada por los malditos gusanos. Ja. Es la verdad, man. Cuando menos un humano la hubiera merendado. Segovia anduvo con ella y poco antes del accidente pregonaba a los cuatro vientos que se la había cogido después de una fiesta, cosa que yo creo imposible. ¿Por qué? Porque Segovia, a pesar de la facha de machín, en el fondo es un putazo de primera. Ja. Lo pregonó por toda la escuela, hasta que llegó a oídos de Joaquín y al pobre Segovia le dieron al madriza de su vida. Sí, pinche Segovia; le tuvieron que cambiar todos los dientes frontales, quedó como caballo. No lo pudo soportar ¿verdad? Oye, la chava esta, la del concierto ¿era buena onda? Ya te dije que casi no la conocí, sólo crucé con ella algunas palabras y nada más. Entre esas palabras fue lo del concierto de Nirvana en Los Angeles. Ya. Siempre seria, siempre con la cara pálida, aunque para mí eso la hacía más bonita. Unos dientes blanquísimos y las manos, hermano, las manos eran otra cosa. No sé por qué hasta ahora me estoy percatando de esos detalles. Debe ser porque no estamos acostumbrados a ver tanta belleza cerca, que pasa desapercibida por cierto tiempo, sólo lo necesario para darnos cuenta que lo que está frente a nosotros pertenece a otro tipo de realidad, algo incomprensible para nuestros ojos. Híjole, hoy estás imparable, hasta pareces Saúl Hernández. Bájale, ni que fuera Helena. ¿La de segundo? No, pendejo, la de Troya. Ya. Lástima que ya no venga, me gustaría platicar con ella. Tú lo que quieres es cogértela. Eso vendría después. ¿El balazo le salió por el occipucio? Yes, por ahí mero, you know. Malísima onda, una verdadera desgracia. Todos sabíamos que tarde o temprano sucedería. Primero en Milán, luego en Seattle. Tanta heroína, tanto sentirse Supermán. Y no aguantó. Courtney, que me late que no hacía otra cosa que sacarle lana, no pudo predecirlo. Hay dos hipótesis: la primera tiene que ver con el suicidio que ya comentamos. La segunda involucra a un díler de toda la confianza de Kurt. Según esta hipótesis, Kurt llamó a su vendedor de heroína tras una crisis de ansiedad. El díler fue a su mansión de Washington Lake, allá en Seattle, y le llevó una buena dosis de heroína. Kurt consumió una fuerte dosis. Después todo se salió de control –era común que Kurt, en esos días, casi enloqueciera después de consumir una cantidad respetable y, para los demás mortales, fulminante de heroína- y el díler tuvo que dispararle, haciendo pasar todo como un suicidio. Pues yo me inclino más por la primera hipótesis. Quizá. Hay atisbos en algunas letras de canciones. Según Novacelic, en sus paranoias persecutorias Kurt vociferaba que pronto se pegaría un tiro. Y así fue.
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